ESCUELA

En la aldea de Soavinarivo existía una escuela en condiciones precarias: sin mobiliario, con las paredes y el suelo destrozados y sin el material escolar mínimo. Además, el profesorado se aprovechaba de los vecinos cobrando 56 kg de arroz al año, un precio muy difícil de asumir para la mayoría de familias. Nunca había clases, los niños esperaban y con suerte recibían 4 ó 5 horas de clase a la semana.

El acceso a la educación básica universal es imprescindible para el desarrollo de cualquier sociedad y por ello, el objetivo era muy claro: una escuela que no excluya.

La escuela que hemos construido es una escuela comunitaria de educación básica y secundaria cuya propiedad es de la asociación de madres y padres de la aldea de Soavinarivo. Son los responsables elegidos por las familias los que toman las decisiones respecto al funcionamiento de la misma.

Se estudia en el sistema educativo malgache. Un total de 10 profesores se encargan de llevar las clases y la gestión del comedor escolar. La escuela dispone de 10 aulas, biblioteca, almacén, comedor escolar y despacho de dirección. Todas las aulas han sido equipadas con pupitres, material escolar, mesas para el profesorado, libros, etc. También, a través de donaciones, hemos construido 10 pozos de agua en la aldea (cada pozo abastece a 90 personas, aproximadamente y tienen un coste de 200 euros).

Una escuela para conseguir que todos los niños tengan la oportunidad de acceder a la educación básica y Secundaria, para que su futuro pueda dar pie a mejores condiciones de vida, para ellos y las siguientes generaciones.

Comedor

El comedor ofrece una comida a más de 350 niños y niñas durante 3 turnos de comida que empiezan a partir de las 12:00 del mediodía.

150 gramos de arroz + acompañamiento (tomate, mandioca, patata, …). Y de postre plátano. Los viernes, si es posible, pasta.

Todos los productos se compran a productores locales, a poder ser de la misma aldea.

Cada semana, 5 familias de la aldea se encargan de hacer la comida para toda la escuela. Esas mismas familias pueden comer también en el comedor durante la semana. Un representante de las familias se encarga de organizar los turnos de cocina de las familias y de conseguir todos los alimentos mes a mes. Para ello, alquilamos una moto para poder acudir, si es necesario, al mercado más cercano (4 horas andando).

Esta acción es muy importante ya que los niños y las niñas son un activo en el campo y a los padres no les resulta «rentable» llevarlos a la escuela, por tanto, al conseguir una comida al día, no tienen que ir a trabajar al campo y pueden ir a la escuela.

Cooperativa de mujeres artesanas

La artesanía es una de las actividades productivas y económicas fundamentales de cualquier población, especialmente, en zonas y regiones de poco desarrollo, donde la producción fabril está más que lejos de llegar y sin embargo, los útiles son igualmente necesarios. En Soavinarivo, la principal producción son las esterillas que recubren los suelos arcillosos de las casas; los asientos, y unos capazos y bolsas para el transporte de prácticamente todo.

A partir del secado de unas hojas se obtienen las fibras que serán tejidas y con unos tintes que han de comprar dan color y vida a unos estampados preciosos. La dedicación a estas actividades es totalmente femenina y bastante reducida.

Para facilitar esta actividad, desde Willka se destina un pequeño importe que sirve para comprar la materia prima y favorecer el desarrollo de la actividad a cambio de que exista una cooperación y trabajo conjunto.

Así, pretendemos mejorar su rendimiento y beneficios, desde la cooperación y el trabajo en equipo y dar relevancia y un mayor impacto a una minoría profesional. Aunque no es la más grande, esta es otra de las líneas de intervención de Willka en Madagascar.

Impacto en la aldea

La construcción de una escuela en una aldea rural tiene muchos impactos positivos además de los estrictamente educativos.

Desde el inicio del proyecto en la aldea se ha reducido hasta casi desaparecer el trabajo infantil en Soavinarivo. El trabajo infantil es uno de los mayores problemas que podemos encontrar en una sociedad. Los niños trabajan en el campo desde los 5 años de edad, de lunes a sábado con una alimentación deficiente, un gasto de energía muy elevado y sin tener la posibilidad de jugar, socializarse, disfrutar, aprender… Este indicador es para nosotras fundamental y esperamos aumentar la capacidad de la escuela en el futuro para que ningún niño se vea privado de sus derechos fundamentales.

La escuela, como lugar físico, favorece también una gran cantidad de actividades culturales y participativas. En el comedor escolar se reúne cada mes la población de la aldea para tomar decisiones de todo tipo, no simplemente escolares. Es por tanto, un lugar de encuentro, participativo y representativo. Los músicos de la aldea también encuentran en la aldea un espacio para ensayar. Y las distintas celebraciones importantes de Soavinarivo se trasladan a sekoly Willka siempre que no interrumpan la dinámica de clases habitual.

El impacto económico es otro factor a tener en cuenta. Desde el primer momento, tuvimos claro que cualquier acción debía realizarse con la población local: construcción, albañilería, construcción pozos, alimentación… De ese modo se ha producido un impacto económico notable repartido en distintas familias de la aldea. Uno de los más destacados es la compra de arroz a las familias productoras de Soavinarivo que aseguran la venta de su cosecha a un precio digno.

A partir de la escuela, el profesorado junto con el acompañamiento del equipo de voluntarias de Willka, ha avanzando en un programa de salud, higiene y educación sexual y reproductiva. Esta es una línea fundamental del proyecto por la que vamos a seguir apostando cada vez con mayor intensidad en el futuro. Partiendo de cuestiones básicas de higiene trabajadas en la propia escuela y en el comedor, y avanzando hacia programas de educación sexual y reproductiva favoreciendo espacios de diálogo entre la población joven.

La escolarización de los niños y las niñas como escuela oficial homologada por el estado malgache y la realización de un censo trabajoso de toda la aldea ha favorecido el registro oificial de la población de Soavinarivo y, por tanto, la participación política de todas las personas.

Entre otros muchos impactos, la construcción de una escuela favorece una gran cantidad de procesos que mejoran la vida de las personas. Entendemos de ese modo el concepto escuela, y seguimos acompañando a la población local según su modo de entender el desarrollo en todas las acciones que quieran tomar para avanzar hacia un futuro mejor.